Durante bastante tiempo he estado cuidando de una persona extremadamente importante para mí.
Lo he hecho sin ninguna pretensión, mas que poder atenderle debido a una terrible soledad. Lo he hecho porque lo he amado desde el mismo día en que le ví aparecer en mi vida, aunque supiera desde ese mismo momento que nunca sería para mí.
Su vida no ha sido fácil. Ya antes de la soledad quedó solo en esta tierra a muy temprana edad y siempre ha tenido que hacerse valer por sí mismo (aun teniendo mucha gente siempre a su alrrededor...). Sin embargo, después de perder mucho de lo que uno no quiere nunca perder o tal vez sólo lo que desea ganar, se hundió... ¿Y quién no lo hubiera hecho...?
No quiero parecer un mártir o un salvador o nada de éso. Después de mucho estar con él, lo convencí (se dejó convencer...) y me dediqué a cuidarlo.
Aun ahora no sé qué parte fue la decisiva en la decisión... Mi altruismo, mi egoismo o mis sentimientos. Sólo sé que han sido los años más duros y los mejores de mi vida.
Desde el principio, los dos sabiamos cuáles eran mis sentiminetos, aunque también sabiamos los dos que no iban a ser correspondidos, al menos en la medida en la que a mi me hubiera gustado, a pesar de éso, y precisamente por esta razón han sido los más duros y los mejores de mi vida.
Nunca llegarás a saber lo contento que estoy de que al fin hayas encontrado a Únasa. Te adora, te cuida y te ama por encima de todas las cosas. Y los dos, en este caso mucho más yo que tú, sabiamos que tarde o temprano alguien aparecería que se te llevaría de mi lado (sé que suena egoista, pero permítemelo un poco, por favor...).
Casi te rindes. Ya no esperabas gran cosa de la vida y aquí estás esperando tirar adelante con vuestra nueva vida, con la mujer de tu vida al lado y una ristra de gente que ha aprendido a quererte de una forma que nunca hubieras imaginado.
El día que decidisteis empezar vuestra aventura juntos, fué el más amargo y el más feliz de toda mi vida.
Te amaré siempre. Estaré ahí siempre. No te puedo olvidar. Gracias por todo. Sé feliz....
Y de vez en cuando llámame para que vayamos a tomar un café (cómo si no supiera que jamás volverás a hacerlo...).
Aunque te he perdido (y vuelve a permitirme este punto de egoismo...) siempre te llevo conmigo.
No hay culpas... Y si las hay, yo no me quedo corto... Lo sé...
Tú eres una parte de mí. No puedo evitarlo. Por más que ya no duelas. Eres una gran parte de mí.