Adamantium

Ese material del que un famosísimo superhéroe tiene todo su esqueleto...
Ese material del que se dice que sólo se puede forjar una única vez... Por éso cuando te enteras de que los cuernos que llevas sólo te pueden afectar una única vez, porque ya no lo va a volver a hacer, pero notas que es lo más duro que has tenido que tratar para contigo en la vida... Sólo te queda esa opción: Los llevas de Adamantium.
A partir de aquí todo lo demás que diga está ya de más, pues han pasado varias cosas desde ese momento adamantino, y cosas que me han hecho recuperar la ilusión y han sido capazces de fundir ese infundible adamantium... Sin embargo, los he mantenido sobre mi testa como si fueran dignos de mi zodíaco más tiempo de que pueda considerar justo...
A veces, los humanos, somos repugnantes. Menos mal que la repugnancia se transforma...

Amar, querer, estimar

Parecen lo mismo. Parecen sinónimos, pero cuando empiezas a dudar del primero, descubres que el segundo es una excusa perfecta para el primero y resulta que el tercero es, en realidad, lo único que queda después de dudar del amor.
Nunca podré decir que no la he querido, pues la sigo queriendo y la querré siempre. Es una persona muy importante y lo será para el resto de mi vida, me guste o no. Pero en algún momento, ella pasó del primero al tercero. Tardé en darme cuenta. No quise darme cuenta. Me dí cuenta perfectamente, pero me hice el loco, que éso se me da muy bien.

Me fuí. Le devolví su libertad. Aún hoy cree que lo hice por mi mismo. No sabe cuán equivocada está: lo hice por ella, le entregué todo aquello que ella anhelaba recuperar. Yo hubiera continuado cerca de ella para siempre, anulando las partes de mí que a ella no le gustaban. Las anulaba porque quería anularlas, no nos confundamos: la amaba lo suficiente como para renucniar a ella.

Quedo con gente. Chicos y chicas. Me voy de fiesta (una fiesta muy relajada, que la edad ya no perdona) con chicos y chicas. Me acuesto con la gente. Chicos y chicas. Pero me cuesta recuperar mi vida sin ella.


Perder a alguien

Durante bastante tiempo he estado cuidando de una persona extremadamente importante para mí.

Lo he hecho sin ninguna pretensión, mas que poder atenderle debido a una terrible soledad. Lo he hecho porque lo he amado desde el mismo día en que le ví aparecer en mi vida, aunque supiera desde ese mismo momento que nunca sería para mí.

Su vida no ha sido fácil. Ya antes de la soledad quedó solo en esta tierra a muy temprana edad y siempre ha tenido que hacerse valer por sí mismo (aun teniendo mucha gente siempre a su alrrededor...). Sin embargo, después de perder mucho de lo que uno no quiere nunca perder o tal vez sólo lo que desea ganar, se hundió... ¿Y quién no lo hubiera hecho...?

No quiero parecer un mártir o un salvador o nada de éso. Después de mucho estar con él, lo convencí (se dejó convencer...) y me dediqué a cuidarlo.

Aun ahora no sé qué parte fue la decisiva en la decisión... Mi altruismo, mi egoismo o mis sentimientos. Sólo sé que han sido los años más duros y los mejores de mi vida.

Desde el principio, los dos sabiamos cuáles eran mis sentiminetos, aunque también sabiamos los dos que no iban a ser correspondidos, al menos en la medida en la que a mi me hubiera gustado, a pesar de éso, y precisamente por esta razón han sido los más duros y los mejores de mi vida.

Nunca llegarás a saber lo contento que estoy de que al fin hayas encontrado a Únasa. Te adora, te cuida y te ama por encima de todas las cosas. Y los dos, en este caso mucho más yo que tú, sabiamos que tarde o temprano alguien aparecería que se te llevaría de mi lado (sé que suena egoista, pero permítemelo un poco, por favor...).

Casi te rindes. Ya no esperabas gran cosa de la vida y aquí estás esperando tirar adelante con vuestra nueva vida, con la mujer de tu vida al lado y una ristra de gente que ha aprendido a quererte de una forma que nunca hubieras imaginado.

El día que decidisteis empezar vuestra aventura juntos, fué el más amargo y el más feliz de toda mi vida.

Te amaré siempre. Estaré ahí siempre. No te puedo olvidar. Gracias por todo. Sé feliz....

Y de vez en cuando llámame para que vayamos a tomar un café (cómo si no supiera que jamás volverás a hacerlo...).

Aunque te he perdido (y vuelve a permitirme este punto de egoismo...) siempre te llevo conmigo.

No hay culpas... Y si las hay, yo no me quedo corto... Lo sé...

Tú eres una parte de mí. No puedo evitarlo. Por más que ya no duelas. Eres una gran parte de mí.



Sentir

Cuando has llegado al filo de la muerte, todo lo que jamás has sentido pierde importancia.
Dejas de sentir para redefinir todas tus emociones.
No siempre el reset es instantáneo. A veces tiene que pasar un cierto tiempo muerto para volver a vivir, a sentir, a creer que vuelves a ser humano. Pero tarde o temprano vuelves a la vida, aunque a veces la vida pueda ser un asco.
Aún así, a pesar de lo asquerosa que pueda resultar, hacedme caso: vale la pena sentirlo todo, todo lo que la vida nos tenga que ofrecer. 
Lo bueno y lo malo se difuminan para dar forma a la vida entera de una manera tan inesperada que sólo se entiende si lo observamos desde el punto de vista correcto.
No soy quién para definir ese punto de vista, pero creedme si os digo que vale mucho la pena intentar llegar a él. 
Aún a medio camino, ya estoy convencido que valdrá la pena todo el viaje...

Lo curioso de la noche

Siempre me ocurre de noche.
No me apetece ser quien soy si no es de noche. Será que a estas horas, todos los gatos somos pardos...
No me preocupa que la gente no me conozca, en realidad lo que no me gusta es no poder ser yo mismo, dejando de banda al resto del universo. Quiero ser yo, pero de día no me apetece serlo. De día veo demasiadas cara que expresan cosas que me aburren. Prefiero las caras indiferentes. Y aunque lo que me pide el cuerpo es ser desagradable, me sale la sonrisa estúpida... Odio que me salga la sonrisa estúpida...
Entiendo que a veces la imagen, lo primero que se ve, puede resultar más o menos impactante, pero viendo a según quien con según qué modelito, no entiendo tanto revuelo por unas muletas...
Por éso prefiero la noche, casi no hay gente por las calles y los que hay parecen más asustados que morbosos (aunque de día no se comportarían igual...)
Me gusta la noche, puedo ser yo. Puedo ignorar y ser ignorado.


Desidia

Es una sensación de no dominar nada de lo que sucede a mi alrededor.
La inercia de una vida que viene de antemano decidida.
Han ocurrido muchas cosas, que no logro entender y cuanto más las pienso, menos me apetece buscarles sentido. 
No es un alegato a la tristeza, ni a la pena, ni a nada. Es pura desidia.
Me gustaría poder gritar al viento que me siento bien, pero no puedo. No me gusta mentir.
Y sin embargo, no puedo decir que las cosas sean horribles. Han pasado algunas que alguien podría calificar de horribles, pero no es mi caso, a mi no me lo parecen tanto. Y a pesar de todo, o tal vez, a causa de todo me siento así, indefenso delante de la velocidad que decide tomar la vida, sin tener en cuenta si vas a poder seguirla o no.
Me apetece sentirme así, éso también lo tengo claro, pero me gustaría no quererlo.
De todas formas, la vida, mi vida, tu vida, su vida... No se va a detener porque yo me sienta así o asà, lo que me remite de nuevo al principio de este cículo vicioso en el que me he encallado yo solo...
Es una sensación de no dominar nada de lo que sucede a mi alrededor.
La inercia de una vida que viene de antemano decidida ...

Hola, estoy aquí ...

He decidido dejarme caer por aquí.
Tal vez no sirva de nada, o tal vez me complete estar por aquí. No lo sé.
Quiero estar por aquí, me apetece veros y que me veais. Quiero conoceros. Necesito conoceros, sin llegar a conocernos del todo. Realmente quiero estar con vosotros.
¡Hola, estoy aquí!
Nos vamos viendo... Por aquí.