Intento no darle vueltas a según qué cosas y he de reconocer que después de muchos años, he aprendido a hacerlo con un 97% de las cosas de mi vida. Pero, ¡ay!, el maldito 3% restante...
Yo cada vez estoy más convencido que me encanta sufrirlo y transformarlo todo en lo peor que le pueda ocurrir a un simple mortal y parte de los dioses olímpicos.
Cuando en realidad es casi tan insignificante como todo el resto de cosas, pues si es algo que no me hace feliz o algo que me apetezca recordar con una sonrisa (o directamente con una carcajada), no vale la pena... Pero cuando no estoy involucrado yo sólo en el meollo, no sé distanciarme lo suficiente como para verlo en persperctiva y reconocer que no es un problema, que simplemente es una gilipollez... Pero, me gusta, yo estoy convencido que me gusta...
:S
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